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ToggleLas herencias, lejos de unir a los familiares de un fallecido, en ocasiones provocan grandes enfrentamientos, hasta el punto de romperse para siempre los vínculos entre allegados. Por lo general, este tipo de situaciones se producen por diferencias en la distribución del dinero, propiedades o reclamaciones sobre el cuidado del finado.
Para evitar este tipo de conflictos resulta esencial planificar la herencia. Es cierto que existen dos formas distintas de ejecutarla, a través de un testamento o sin él. Si queremos ser lo más concretos posible en nuestro intento por contentar a todas las partes, lo aconsejable sería hacer un testamento en donde el testador se ocupe del reparto de su patrimonio. De esta forma ahorraremos muchas discusiones y problemas a los posibles receptores de esos bienes.
Por lo tanto, acudiremos a un notario para hacer el testamento. Se trata de un trámite muy sencillo y que no implica un gran desembolso. Así nos garantizamos que se cumplan las últimas voluntades del fallecido. En el caso de que la distribución de las propiedades resulte correcta, los herederos sólo tendrán que acatarlo. Para ello es preciso que este proceso se efectúe siguiendo las bases que aparecen recogidas en la normativa española. Tal y como contempla el Derecho Civil, dos tercios deben ser para los descendientes, mientras que el tercio restante puede dedicarse a quien considere oportuno, ya sea un amigo o una organización benéfica, por ejemplo.
Todo lo que debes hacer para que tu herencia no genere conflicto
Es importante planificar la herencia, tanto para que se cumplan los deseos del testado en cuanto al reparto, como para que no haya malentendidos ni conflictos entre los miembros de una familia o posibles beneficiarios de esa distribución de bienes.
En primer lugar habría que realizar un inventario con todas las propiedades que se tengan. Aquí deben incluirse inmuebles, vehículos, cuentas bancarias, obras de arte, joyas o cualquier elemento de valor. Pero también hay que valorar posibles deudas o préstamos que se tengan contraídos y que pasarán a ser asumidos por los herederos.
A continuación tendríamos que identificar a los posibles beneficiarios, a las personas o entidades que recibirán el patrimonio. Pueden ser familiares, amigos, instituciones educativas u organizaciones benéficas. En este sentido, resulta conveniente que se tengan en consideración las necesidades y deseos de los posibles herederos para que haya una distribución justa.
Nunca estaría de más elegir un albacea. Esta persona, que puede ser un familiar, allegado o abogado, debe ser alguien de confianza y con capacidad para desenvolverse en este tipo de escenarios. Al fin y al cabo se encargará de la administración de la herencia una vez que se produzca el fallecimiento.
Una de las partes más importantes a la hora de planificar la herencia es la redacción del testamento. Es el documento legal sobre el que se sustenta el mencionado reparto. Para ello se hace necesario que lo recoja todo de una manera clara y concreta, ajustándose a las leyes. Si queremos evitar posibles contratiempos en el futuro, lo aconsejable es ponerse en mano de un profesional especializado para que nos oriente en todo este proceso.
Una vez que se realice el testamento, en principio ya nos podemos despreocupar de todo. Pero en realidad no es así. Hay que tener en cuenta que las circunstancias van cambiando a lo largo de la vida y puede haber ciertas actualizaciones. Entre las situaciones que pueden llevarte a realizar los cambios están una modificación en el estado civil, el nacimiento de un hijo, la compra de un inmueble o algún tipo de alteración importante en lo que se refiere a tu economía.
Más allá de reparar en los bienes que dejarás a tus hijos o allegados, también sería conveniente que hubiera una adecuada planificación fiscal. Procura rodearte de un profesional que contribuya a reducir la carga fiscal para los beneficiarios y así garantizar que se lleven a cabo todas las obligaciones fiscales vinculadas con la herencia.
Resulta muy importante que los que tengan a su cargo hijos menores o personas con discapacidad concreten un plan para asegurar su bienestar futuro. Entre otras cosas sería conveniente que se designará un tutor legal, que además de ocuparse de ellos también tomará decisiones en su nombre.
Comunicar tus intenciones a tus allegados
Siempre que sea posible es preferible que se comunique a los familiares y allegados los deseos en lo que se refiere al reparto de propiedades y bienes. Será la forma precisa para que no haya malentendidos ni conflictos entre ellos. También servirá para que figuras que tendrán un papel relevante, como pueden ser tu albacea o el tutor legal, conozcan las responsabilidades que adquirirán.
Por lo tanto, planificar la herencia implica tener en cuenta una serie de detalles que en ocasiones pueden pasar desapercibidos. De ahí la trascendencia de seguir las recomendaciones que nos pueda hacer un gestor especializado en herencias.